Las grandes capitales europeas se pueden clasificar en tres categorías: las hermosas, las exageradamente hermosas y Praga. Con razón es que tanto se dice que es el secreto mejor guardado de todo el continente, por lo que bastarán solo unos segundos para enamorarte de esta ciudad que parece ser el escenario de un cuento de hadas.

La capital de la República Checa, conocida como Chequia y anteriormente Checoslovaquia, se encuentra en el centro de Europa, así que es un excelente punto de partida o llegada, desde y hacia destinos como Polonia, Alemania, Austria, Hungría y Eslovaquia.

¿Pero qué hace que esta ciudad sea considerada como una de las más bellas del mundo Indiscutiblemente, mucho tiene que ver con su interesante mezcla de arquitectura románica, barroca y la más predominante, la gótica. De hecho, también se le conoce como La Ciudad de las Cien Torres o La Ciudad Dorada, debido a las majestuosas e impresionantes catedrales, cúpulas y edificios medievales que adornan sus calles y que tanto han inspirado a músicos y poetas.

¿DÓNDE IR?

Empieza tu recorrido en el epicentro de la ciudad, específicamente en la famosa Torre de Pólvora, que abre camino al puente de Carlos, el cual se dice es uno de los puentes medievales más antiguos de toda Europa. Además de parecer una galería de arte al aire libre por sus 30 estatuas, su función es unir las dos partes de la capital checa divididas por el río Moldava.

Torre de Pólvora

De un lado encontrarás el barrio de Malá Strana, donde está el Castillo de Praga (el cual presumen es el más grande del mundo), y en cuyo interior se encuentra el Callejón de Oro y la Catedral de San Vito -la mayor obra gótica de la ciudad-, con más de siete siglos de historia. Su entrada es gratuita, pero subir a la torre para disfrutar de su mirador tiene un costo de 10 €.

Del otro lado está Staré Město, popularmente conocida como la Ciudad Vieja. En su plaza principal encontrarás numerosos atractivos turísticos, gastronómicos, históricos y culturales. Si bien es cierto que Praga es una ciudad que está llena de relojes, hay uno en particular que es el más famoso de todos, el Reloj Astronómico. De hecho, es el reloj medieval más antiguo del mundo. Cada hora en punto, a través de él, los apóstoles desfilan al ritmo de las campanas de la muerte. Según cuenta la leyenda, a su creador lo cegaron para que no pudiera replicarlo. Actualmente pertenece al Ayuntamiento y encontrarlo será muy fácil porque verás a un grupo de turistas amontonados mirando hacia arriba, esperando a que ocurra la acción.

Casi al costado de la antigua Alcaldía y luciendo imponente, está la hermosa iglesia Nuestra Señora de Týn, el templo principal desde el siglo XIV y uno de los monumentos góticos más importantes. Acceder no tiene costo, sin embargo, recomiendan una colaboración voluntaria de 25 CZK o 1 €.

Nuestra Señora de Týn

Otro atractivo es la Galería Nacional, que conforma el museo de arte más emblemático de la capital. Caminando unos pasos también encontrarás la Iglesia de San Nicolás. Si la Catedral de San Vito es considerada la obra maestra del estilo gótico, esta es la del barroco. Subir a la torre tiene un costo de 100 CZK o 4 €.

Si eres de los que les apasiona la historia, un imprescindible es el Barrio Judío, destacado por ser uno de los más increíbles de Europa. Si lo visitas, no te pierdas sus museos y sinagoga, la entrada a esta última tiene un costo aproximado de 20 €.

Aunque suene escalofriante, sí o sí debes prepararte para hacer necroturismo. Otro lugar que no puedes dejar de visitar es el cementerio judío. Las vistas son alucinantes, especialmente durante el atardecer, además de que sus hermosos jardines y hasta sus tumbas están repletas de historia. Y es que más de 600 personas famosas, entre escritores, científicos, poetas, artistas, actores, políticos, médicos y otras personalidades de la historia checa, están sepultadas ahí.

Un clásico que no puedes dejar de conocer es el Muro de John Lennon, un símbolo de la libertad de expresión que remonta a la época comunista del país cuando estaba prohibido escuchar música extranjera. A modo de protesta, los checos llegaban al muro a escribir canciones del artista. Por estos actos muchos fueron apresados.

Si hablamos de arte, es imposible dejar de mencionar las obras creadas por el artista David Černý, conocido por sus polémicas esculturas que expresan denuncia social contra el poder y la autoridad. Un imperdible es la famosísima cabeza giratoria de Franz Kafka de 42 capas, que cada 15 minutos gira un cuarto. Hacerte una foto con ella es casi un deber en tu visita.

Caminando a orillas del río Moldava, llegas a la Nationale-Nederlanden, mejor conocida como The Dancing House, una de las edificaciones que ha ganado más popularidad en los últimos años. Su estilo se engloba dentro del movimiento arquitectónico del deconstructivismo, caracterizado por obviar lo lineal, proponiendo edificios que a la vista y al uso son bastante caóticos. En el 7mo piso encontrarás un bar con un mirador. Si consumes lo mínimo, estás exento del pago por admisión.

The Dancing House

¿QUÉ COMER?

Hablemos de la gastronomía… Uno de los platos que no debes dejar de probar es el goulash, que a pesar de ser originario de Hungría, su versión criolla se ha convertido en uno de los favoritos de locales y extranjeros. Consiste en una especie de sopa espesa que se elabora a base de cebollas, papas, cerveza y carne -que por lo regular suele ser de ternera-, servida dentro de un pan como base. Las porciones son contundentes, por lo que podría recomendarlo como plato fuerte.

Goulash

Si andas de prisa, un lugar céntrico y casi autoservicio que recomiendo para probar la auténtica comida checa es el restaurante Havelská Koruna (es como la versión local de la comida de la abuela). Si no tienes problemas con las salsas ni las carnes, pide un plato llamado svíčková.

A propósito, no te olvides de acompañar cualquiera de tus comidas con una cerveza. Un dato curioso es que los habitantes de este país son los mayores consumidores de esta bebida en todo el mundo. Se dice que toman de 150 a 160 litros por persona al año.

Para los que buscan una opción romántica para cenar, una buena recomendación sería contratar los servicios de uno de los cruceros nocturnos que hacen el recorrido por el río Moldava, mientras te dejas seducir por la majestuosidad de sus monumentos iluminados y reflejados en el agua. Si prefieres permanecer en tierra, hay restaurantes con excelentes terrazas y miradores, algunas opciones son: Mlýnec y Marina Ristorante.

Si para ti es importante que las carnes sean de altísima calidad, un lugar que no te puedes perder es Naše Maso, aunque desde afuera parece ser una carnicería -que lo es-, y a pesar de ser un establecimiento muy angosto, con solo cuatro o cinco mesas pequeñas para sentarte a comer, encontrarás las mejores hamburguesas que podrás probar. Su sabor son un premio al paladar y las preparan delante de ti. Con seguridad puedo decir que regresarás por otra antes de abandonar el destino.

Si hablamos de postres típicos, uno que verás por donde sea que camines es el exquisito trdelník, una especie de cono elaborado con harina, espolvoreado con azúcar y canela. Según los locales, debe comerse sin relleno, pero lo más común es disfrutarlo con helado, chocolate o con la crema de tu preferencia, el único problema es que genera adicción.

Trdelník

¿CÓMO MOVILIZARTE?

El tranvía es el medio de transporte por excelencia, sin embargo, al ser una ciudad relativamente pequeña es muy fácil recorrerla andando. Ahora bien, si caminar mientras viajas no es tu fuerte, ni el transporte público tampoco, te recomiendo el uso de taxis u operadores como Uber. Por cierto, algo que para los checos es bien visto, es redondear el monto del servicio a modo de propina.

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