Bien dicen que el mundo es de los apasionados, de los que se atreven. Y cuando conocí personalmente a Aneley Cáceres, lo confirmé una vez más. En ella hay dos cosas que se perciben a simple vista: su espíritu entusiasta y su profunda pasión por el mundo del vino, parte esencial de su ADN.

Cáceres posee una sólida formación enológica en la prestigiosa Wine & Spirit Education Trust (WSET) y en Berry Brothers & Rudd de Londres, ciudad donde residió durante 10 años. Hoy funge como representante de la WSET en República Dominicana, comunicadora del vino y asesora enológica, roles que la convierten en una de las profesionales más preparadas en la materia dentro del país.

Como si fuera poco, también es la fundadora de uno de los establecimientos más comentados de Santo Domingo: Verema 23, un espacio que promete consolidarse como hogar para los amantes del buen vino y el maridaje exquisito. Con este proyecto estrella, Cáceres hizo realidad su anhelo de tener su propia casa de vinos, en la que cuenta con un equipo de lujo que convierte cada experiencia en algo inolvidable.

Por estas razones, Aneley Cáceres se convierte en la protagonista de este nuevo episodio de What’s Next.

Verema 23 es tu proyecto estrella, ¿en qué momento surgió la idea de crear un espacio como este en Santo Domingo?

No fue una decisión muy directa. Venía gestándose en mí desde hace tiempo, porque veía la falta de un espacio objetivo, como un oasis del vino, donde quien quisiera explorar pudiera degustar diferentes estilos: uvas, regiones, distribuidores, todo bajo una misma casa. Sentí la necesidad de crear esa “biblioteca líquida” para seguir estudiando y compartiendo.

Con la llegada de Verema 23, los amantes del vino han encontrado un espacio de disfrute a otro nivel. ¿Cómo fue el proceso de creación y cuánto tiempo tomó?

El tiempo pensé que sería tres meses, pero al final me tomó casi un año, muy diferente a lo visionado. El proceso fue natural: nada rígido, no hubo una línea de tiempo estricta. Dejamos que las cosas fluyeran, que una idea derivara en otra, y por eso todo terminó siendo un conjunto de sentimientos más que un proyecto estructurado. Verema 23 es un alma puesta en cada rincón, más que un plan con fechas específicas.

Como cabeza de Verema 23, ¿cuáles han sido los mayores retos y cómo los has enfrentado?

Los retos han sido muchos, desde la ejecución estructural hasta el entrenamiento del equipo. Nuestro país es grandioso en hospitalidad, pero aún falta aprender a profundidad sobre el mundo del vino. He tenido la fortuna de contar con un equipo increíble, abierto y entusiasmado por aprender, y transmitirles esa enseñanza día a día ha sido el reto más fuerte, pero también el más valioso.

¿Y tus mayores satisfacciones hasta el momento?

Definitivamente, el equipo. Yo no sería nada sin un grupo que cada día busca superarse: desde cocina, limpieza, seguridad y valet parking hasta sommeliers y camareros. La satisfacción y el compromiso de seguir mejorando siempre van a estar ligados a ellos.

¿De qué manera Verema 23 te ha impulsado a evolucionar profesionalmente?

En todos los sentidos. He roto miedos y enfrentado limitaciones que me imponía yo misma. Entrar a un mundo que ya tenía su camino hecho y traer algo nuevo me obligó a crecer. Ha ensanchado mi valentía y ha sido exponencial tanto en lo profesional como en lo personal.

¿Cómo ha cambiado tu visión de la industria del vino en RD al estar al frente de tu propia casa de vinos?

Aunque aún no llevo tanto tiempo con Verema 23, sí he descubierto algo valioso: antes escuchaba que “al dominicano solo le gusta tal estilo”, pero he comprobado que eso no es cierto. El dominicano es curioso, abierto a explorar, a probar cosas nuevas y a compartir experiencias. Me encanta ver cómo vienen clientes y luego regresan con amigos para que vivan lo mismo.

Muchas personas te catalogan como una de las que más sabe de vinos en el país. ¿Qué disfrutas más de ser sommelier?

Más que un elogio, lo veo como una enorme responsabilidad. Eso me impulsa a seguir estudiando cada día. Lo que más disfruto es la interacción con los clientes y la parte académica: compartir mis enseñanzas con quienes desean aprender, mostrando que el vino no es solo una copa, es historia, agricultura, geología, geografía, mano de obra y amor. Convertir algo tan pequeño en algo grandioso es lo que me llena.

¿Cómo ves el futuro de la industria del vino en República Dominicana?

Soy optimista. La curiosidad del consumidor, los eventos, las inversiones hoteleras y gastronómicas están posicionando al país como un destino de lujo y experiencia, más allá del todo incluido. El futuro del vino en República Dominicana requiere trabajo, aprendizaje y compromiso, pero el panorama es muy prometedor.

What’s Next para Aneley Cáceres?

Mucho trabajo y más estudios. Tengo en la mira un programa internacional muy importante que pondría en alto el nombre de mi país, y es uno de mis grandes objetivos. En cuanto a Verema 23, vienen proyectos y productos confidenciales todavía, pero sí puedo adelantar que la temporada traerá eventos exclusivos, concursos, catas y activaciones que nunca se han hecho en nuestro país.

IG: @aneleycaceres @verema23

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