Subir a las terrazas del Duomo de Milán es como caminar entre la historia y el cielo. Cada gárgola, cada detalle gótico y las vistas panorámicas de la ciudad te roban el aliento desde el primer instante. Durante nuestro reciente viaje de chicas Juntas a la Toscana, con Italia Ritmo Slow, pude descubrir Milán desde un ángulo que muchos visitantes pasan por alto, y fue sencillamente alucinante.

Milán es una ciudad vibrante, donde la moda, el arte y la historia se entrelazan en cada esquina. Desde sus boutiques de lujo y cafés con estilo, hasta la majestuosa Catedral del Duomo, una joya gótica que impresiona a cualquiera. Aquí también se encuentran tesoros culturales como La última cena, de Leonardo da Vinci, mientras la ciudad late con modernidad en barrios como Brera o Navigli, famosos por sus canales y terrazas llenas de vida.

Pero subir a las terrazas del Duomo es una experiencia que trasciende lo visual: es sensorial y emocional. Mientras asciendes, ya sea por las escaleras o en ascensor, sientes cómo la ciudad se despliega lentamente a tus pies. Cada pináculo, cada tracería y cada gárgola parece contarte historias de siglos de arte y dedicación, recordándote que la catedral comenzó a construirse en 1386 y tardó casi seis siglos en completarse. Caminar entre estas esculturas es, literalmente, caminar junto a la historia.

Una vez en la cima, las vistas son sobrecogedoras. Desde allí, Milán se revela en toda su majestuosidad: tejados rojos, plazas vibrantes, calles que se extienden hasta donde alcanza la vista y, si el día está despejado, incluso los Alpes en el horizonte. La brisa fresca y la luz del sol acariciando las esculturas góticas hacen que cada instante sea digno de detenerse y contemplar.

Desde estas alturas la ciudad vibra. Ese día, incluso, pudimos ver un evento de Ferrari, mientras que en uno de los costados se distinguía la famosa Terrazza Aperol, a donde acudimos para disfrutar unos aperitivos y la refrescante bebida. Es un paseo, una experiencia que activa todos los sentidos: sentir la textura del mármol, escuchar el viento entre las gárgolas y admirar la ciudad desde arriba crea una conexión casi mágica con Milán, distinta a cualquier otra perspectiva que puedas tener desde el suelo.

Travel tips para aprovechar la visita

-Compra tus entradas en línea con antelación para evitar largas filas.

-Elige el acceso en ascensor si deseas comodidad y ahorrar tiempo.

-Si vas temprano en la mañana, es posible que evites multitudes; pero si subes al atardecer, el espectáculo visual es incomparable.

-Tómate tu tiempo para contemplar cada detalle y capturar fotos desde distintos ángulos.

Nuestro tour estuvo cuidadosamente planificado e incluyó las entradas con hora reservada y acceso en ascensor a las terrazas. Caminar por este espacio es una experiencia que deja huella: te recuerda que la historia se siente más viva desde las alturas, y que Milán, con su combinación de tradición y modernidad, tiene una magia que solo se comprende al vivirla.

IG: @misviajesmidestino

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