Desde niño, Felipe Rangel veía el mundo en líneas, formas y estructuras. Su obsesión por la armonía y el detalle lo ha llevado a transformar espacios en obras atemporales, con un estilo que fusiona precisión y emoción. Con más de 20 años en República Dominicana, este arquitecto colombiano de pasiones meticulosas ha dejado su huella en proyectos emblemáticos, desde Casa de Campo hasta Ammán, Jordania. Su historia no es solo de diseño, sino de visión, adaptación y un perfeccionismo que desafía lo convencional. Aquí, nos revela los matices de su trayectoria y su inquebrantable pasión por el arte de construir.

¿Qué crees que vio el niño de 6 años en aquellos libros de arquitectura que te atrapó para siempre? ¿Hay algún dibujo o boceto de esa época que aún conserves?

A los 6 años sentí una atracción especial por el diseño. Todo lo que veía me entusiasmaba: proyectos de casas y edificios captaban mi atención, y me fascinaba analizar cómo estaban construidos. Desde entonces, comencé a indagar sobre estos temas, impulsado por la creatividad y la imaginación, que me llevaban a hacer preguntas para aclarar mis dudas.

Inicié jugando con elementos de madera que representaban puertas, enchapes, ventanas, columnas, capiteles, bloques de ladrillos y arcadas. Con ellos creaba casas, castillos y puentes, relacionando todo con el diseño y prestando especial atención a la armonía, el uso de materiales y los colores.

Dices que el perfeccionismo te caracteriza. ¿Alguna vez tu obsesión por los detalles te ha llevado a retrasar o repensar completamente un proyecto? ¿Cuál ha sido el detalle más “insignificante” que te ha quitado el sueño?

Todos los proyectos requieren maduración, estudio y análisis. En algunos casos, el deseo de lograr el mejor resultado ha llevado a modificar ciertos aspectos para alcanzar un equilibrio perfecto. No considero que existan detalles insignificantes, pero si hay algo en lo que pongo especial atención es en la iluminación y el diseño de los baños. Son espacios pequeños que requieren una planificación meticulosa, con múltiples elementos a elegir y una supervisión detallada para su correcta ejecución.

Tu carrera ha recorrido varios países, desde Colombia hasta Jordania. ¿Cuál ha sido el choque cultural más interesante que has enfrentado en el diseño y la construcción?

Soy una persona que se adapta fácilmente a cualquier cultura. El proyecto en Ammán, Jordania, fue el que más tiempo me exigió, ya que pasé un año allí. Sin embargo, fue una experiencia enriquecedora en la que aprendí muchísimo y conocí a fondo la cultura árabe. Curiosamente, la construcción en esa región es bastante similar a lo que manejamos en otros países.

Eras “el colombianito” en Casa de Campo, un forastero que llegó a dejar su huella. ¿Cómo fue esa experiencia de recibir visitas en plena obra, con vinito y picadera de por medio? ¿Alguna de esas visitas se convirtió en un cliente inesperado?

Siempre he sido una persona abierta, encantado de compartir no solo ideas y comentarios, sino también un buen vino y una sabrosa picadera. Muchas de las personas que visitaban al colombianito se convirtieron en clientes para proyectos en Santo Domingo. Poco a poco, esto me llevó a cerrar mi oficina en Bogotá y establecerme definitivamente en República Dominicana.

Si tuvieras que diseñar la casa perfecta para ti, sin límites de presupuesto ni ubicación, ¿cómo sería?

Sería una casa cómoda, práctica y verdaderamente un hogar, lejos de ser una simple vitrina de exhibición. Me encanta diseñar espacios para disfrutarlos plenamente.

Dicen que cada arquitecto tiene su “debilidad” en el diseño: algunos se obsesionan con las puertas, otros con los techos o las escaleras. ¿Cuál es tu fetiche arquitectónico, ese elemento que no puedes dejar de perfeccionar?

Sin duda, la iluminación y los baños.

En tu trayectoria has trabajado con clientes de distintos niveles y estilos. ¿Cuál ha sido la petición más excéntrica o inusual que te ha hecho un cliente?

Diseñar en Ammán una casa de estilo occidental totalmente distinta a los diseños tradicionales de la región, pero manteniendo el exterior acorde con la normativa local, que exige que las fachadas sigan la estética del Medio Oriente.

Diseñaste el evento de Ismael Cala en Santo Domingo Times con inspiración en la India, un país donde la arquitectura es casi un lenguaje espiritual. ¿Qué elementos tomaste prestados de esa cultura y cómo los reinterpretaste para un evento tan especial?

Todos los objetos utilizados eran piezas antiguas de la India: floreros, linternas convertidas en candelabros y telas artesanales. Los arreglos florales fueron elaborados con hojas de palma al estilo hindú, mientras que la iluminación cálida realzaba cada detalle. Incorporamos varios árboles y, como toque final, sobre el escenario colocamos una lámpara tipo globo confeccionada en malla, característica de esta cultura, que proyectaba tenues rayos de luz.

Después de tantos años en República Dominicana, ¿cómo ha influenciado la arquitectura caribeña tu forma de diseñar? ¿Hay algo que antes no valorabas y ahora es parte esencial de tus proyectos?

El color, especialmente los diferentes tonos de azul, incluyendo el turquesa, que me permiten combinarlos con cualquier otro color.

Muchos arquitectos dicen que sus obras “nunca están terminadas”, que siempre hay algo que mejorar. Si pudieras volver a intervenir uno de tus proyectos más emblemáticos, ¿qué cambiarías y por qué?

No cambiaría nada. Lo único que haría sería darle mantenimiento, porque eso sí es fundamental para la conservación de cualquier proyecto. Siempre diseño con un enfoque atemporal y ecléctico, evitando elementos demasiado rebuscados que puedan volverse incómodos o quedar fuera de tendencia rápidamente.

Si tu carrera fuera un libro, ¿qué título le pondrías? ¿Y si fuera una película, qué actor te interpretaría?

Llevaría el mismo título del libro que estoy escribiendo: Mi vida, la pasión por el diseño. Si fuera una película, me interpretaría un actor cuya vida estuviera 100 % ligada al diseño.

Con más de 20 años en República Dominicana y un portafolio de proyectos icónicos, ¿qué crees que diría la isla sobre ti si pudiera hablar?

Que cada proyecto ha sido realizado con amor, dedicación y sentimiento. Diría también que mi inspiración siempre ha estado orientada a cada cliente en particular, aprovechando la creatividad y la imaginación en cada diseño.

¿Qué sigue para Felipe Rangel en los próximos 20 años?

Me veo diseñando y trabajando, como lo he hecho hasta el día de hoy.

IG: @feliperangelrd

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