En un mundo donde el liderazgo deportivo aún es un terreno dominado por estereotipos, ella marca la diferencia. Como Directora Ejecutiva de los Metros de Santiago y miembro clave de la Junta Directiva de ADODEP, ha encontrado en el baloncesto una herramienta de transformación social que trasciende la cancha, impactando vidas y construyendo oportunidades. 

Desde una infancia moldeada por el deporte hasta una carrera como abogada, docente y promotora de políticas públicas, su historia es un ejemplo de cómo disciplina, visión estratégica y sensibilidad pueden converger para desafiar paradigmas y dejar un legado. 

En esta entrevista exclusiva, comparte con nosotros su perspectiva sobre el impacto del deporte en la sociedad, los retos de liderar en un entorno competitivo y sus planes para construir un futuro inclusivo y sostenible para el baloncesto en la República Dominicana.

¿Cómo influyó tu infancia, marcada por el deporte, en la visión que hoy tienes sobre el baloncesto como una herramienta de transformación social?

Nací y crecí rodeada de baloncesto. Mi padre fue jugador profesional, y el patio de mi casa era una cancha donde se reunían vecinos y amigos para partidos amistosos, lo que me permitió apreciar la naturaleza dinámica y cooperativa de este deporte. Esto, eventualmente, me llevó a identificar que, a través del baloncesto, podemos —de forma divertida— lograr grandes transformaciones.

Habiendo crecido en un hogar donde el deporte era central, ¿qué aprendizajes o valores heredados de tus padres se reflejan en tu liderazgo actual como Directora Ejecutiva de los Metros de Santiago?

Uno de los mayores aprendizajes que me ha brindado mi padre a través del baloncesto es la importancia de mantener siempre la humildad. En mi rol dentro de los Metros de Santiago, me aseguro de tratar a todos con el mismo respeto y, al tomar decisiones, me apoyo en los conocimientos y opiniones de los demás integrantes.

Sin lugar a dudas, el rol que desempeño actualmente en el equipo se lo debo a las enseñanzas del propio baloncesto. Como deporte de dominio del balón, me ha inculcado un liderazgo responsable, permitiéndome tomar decisiones rápidas, levantar al equipo ante las derrotas y no flaquear al enfrentar retos.

Si tuvieras que quedarte con un único deporte para práctica personal, ¿cuál sería?

Mi pasión por el baloncesto ha sido constante en mi vida. Es un deporte que jugué con mucha dedicación y amor durante muchos años. Sin embargo, aún luchamos con la ideología de que el baloncesto es un deporte de hombres.

Hace un tiempo empecé a jugar pádel, el cual me ha permitido seguir disfrutando de los beneficios del deporte, logrando mantener la actividad física y la competitividad.

Con una destacada carrera como abogada, docente y promotora del deporte, ¿cómo has logrado equilibrar estas facetas de tu vida profesional y familiar?

Lograr el equilibrio entre mi vida profesional y familiar ha sido, sin duda, uno de los mayores desafíos. Sin embargo, creo firmemente que se puede hacer todo, siempre que exista una buena organización, puntualidad y disposición.

Para lograr armonía entre mis responsabilidades, procuro que cada una de mis facetas se complementen entre sí. Por ejemplo, si tengo que llevar a mis hijos a un partido de los Metros, aunque voy a trabajar, aprovecho la oportunidad para compartir con ellos y fortalecer nuestra conexión a través del baloncesto.

El deporte ha sido, precisamente, mi refugio cuando necesito desconectarme. Me brinda la oportunidad de resetearme, liberando las cargas emocionales del día y dándome un impulso para seguir con más fuerzas.

Convertirte en la única mujer con el cargo de Directora Ejecutiva en la LNB es un hito importante. ¿Qué retos has enfrentado en este rol y cómo los has superado?

Uno de los principales retos ha sido romper estereotipos. En un entorno tradicionalmente dominado por hombres, he tenido que demostrar constantemente mi capacidad para liderar con conocimientos, sin que mi género sea un prejuicio u obstáculo.

La LNB tiene un alto nivel de competitividad y, a menudo, las circunstancias son tensas e intensas. Ser la Directora Ejecutiva del equipo más ganador ha supuesto compromisos importantes, pero también una gran oportunidad para demostrar el potencial de las mujeres en el ámbito gerencial deportivo.

¿Cómo percibes el desarrollo del baloncesto en República Dominicana y qué estrategias estás implementando para fortalecer su impacto a nivel local y nacional?

El baloncesto en el país ha experimentado un notable crecimiento en los últimos años, consolidándose como uno de los deportes más populares. El trabajo de la Federación Dominicana de Baloncesto ha dado frutos históricos recientemente.

No obstante, aunque hemos logrado avances significativos, aún queda mucho trabajo por hacer. Es crucial contar con mayor presupuesto y crear alianzas estratégicas que permitan al Estado garantizar el acceso a programas formativos de calidad para los jóvenes, mejorar las infraestructuras deportivas en las comunidades y promover políticas públicas que respalden el deporte en el sistema educativo dominicano.

¿Qué iniciativas de inclusión de género has promovido desde tu posición y cómo visualizas el futuro del liderazgo femenino en el deporte dominicano?

Aspiro a ser un referente y tener presencia en espacios donde se toman decisiones importantes, precisamente para poder promover y visibilizar el liderazgo femenino dentro del deporte dominicano.

Mi propia experiencia en un entorno predominantemente masculino ha sido un ejemplo tangible de cómo la inclusión de mujeres en posiciones estratégicas puede enriquecer las estructuras deportivas.

El futuro del liderazgo femenino en el deporte dominicano es muy prometedor, pero aún requiere un compromiso constante de todos los actores involucrados para garantizar que el futuro del deporte sea realmente transformador e inclusivo.

¿Qué te motivó a crear tu fundación y cómo ha evolucionado su objetivo con el tiempo?

Encesta con Juliana nació de la combinación de mis conocimientos como criminóloga y un profundo deseo de contribuir al desarrollo de las comunidades y sus jóvenes, especialmente en los distintos sectores de Santiago. ¿Y qué mejor manera de hacerlo que a través del baloncesto?

Les seré sincera: mi motivación nunca fue encontrar al próximo Jack Michael Martínez, sino promover todo lo positivo que el baloncesto puede aportar. Siempre he mantenido como objetivo principal que los niños y jóvenes no solo aprendan técnicas del juego, sino que también adquieran herramientas para enfrentar los desafíos de la vida.

A través de «Encesta con Juliana», has impactado comunidades vulnerables. ¿Qué historia o experiencia te ha marcado particularmente en este trabajo?

Hay muchas historias que me han marcado, especialmente ver cómo esos niños, a pesar de las adversidades que enfrentan en su entorno, tienen el deseo de superarse y entregan lo mejor de sí en cada encuentro.

En una ocasión, recuerdo que me acompañó el capitán de la selección, Víctor Liz. Cuando les contó a los niños sobre sus inicios y los obstáculos que tuvo que enfrentar para llegar a donde está hoy, sus caritas se iluminaron, como diciendo: «Yo también puedo lograrlo”.

Es impresionante ver cómo el deporte les brinda herramientas para cambiar su perspectiva sobre lo que pueden alcanzar y llegar a ser en la vida.

¿Por qué crees que el deporte es una herramienta clave para combatir problemas sociales como la criminalidad y las drogas? ¿Qué cambios estructurales se necesitan para potenciar este impacto?

A raíz de mis estudios en Criminología, he dedicado mucho tiempo a profundizar en las causas de la criminalidad. A través del análisis de políticas públicas, pude identificar un factor común clave en la prevención del delito: la necesidad de proporcionar oportunidades y evitar el ocio en los jóvenes.

El deporte no solo les permite mantenerse activos y saludables, sino que también les enseña importantes lecciones de vida de forma divertida y competitiva. Un joven que aprende a liderar y trabajar en equipo tiene muchas más probabilidades de tomar buenas decisiones fuera de la cancha, lo que se traduce en un impacto directo en su vida y en la comunidad.

Como miembro de la Junta Directiva de ADODEP, ¿cuáles son las políticas públicas más urgentes que consideras deben implementarse para promover el deporte desde la niñez?

Para promover el deporte desde la niñez, es urgente incorporarlo como una herramienta obligatoria y fundamental en el sistema educativo dominicano.

El deporte recreativo y formativo fomenta la actividad física, clave para el desarrollo cognitivo y el aprendizaje en edades tempranas. Apostamos a la creación de políticas públicas en los ámbitos de educación y salud que garanticen una transformación efectiva en el sistema educativo.

El pasado año lanzamos el libro «El Deporte como Instrumento de Desarrollo», junto a la Asociación Dominicana de Derecho Deportivo (ADODEP), donde ofrecí mis aportes a través de análisis críticos sobre el deporte como herramienta de seguridad pública y promotor de igualdad de género.

En tu experiencia como docente y abogada, ¿cuál consideras que es el mayor vacío legal en el derecho deportivo dominicano y cómo propones llenarlo?

El derecho deportivo en República Dominicana tiene vacíos importantes, y uno de los más significativos está relacionado con la falta de regulación del deporte amateur e informal en el país.

El Estado debe garantizar bienestar y protección a los atletas, creando un marco legal que establezca lineamientos para un sistema de protección integral, con énfasis en programas de educación. La formación académica debe ser un pilar fundamental para los deportistas, asegurando que, más allá de su desempeño en la cancha, cuenten con herramientas para su desarrollo integral y su vida postcompetitiva.

Te hemos visto con figuras deportivas como Alex Rodríguez y Al Horford. ¿Qué significan para ti y cómo han influido en tu visión del deporte y su potencial para transformar vidas en República Dominicana?

Ambos son dominicanos excepcionales en sus respectivas disciplinas, a quienes admiro profundamente.

A Al lo sigo desde sus días en los Florida Gators, y siempre que tengo la oportunidad, no dudo en saludarlo y disfrutar de su juego.

Con Alex tengo una amistad muy especial desde hace más de diez años. Hacia él siento un profundo respeto y admiración. Tiene un amor genuino por la República Dominicana, y siempre busca la manera de mantenerse conectado con sus raíces, contribuyendo al desarrollo del deporte en nuestro país.

Al igual que ellos, hay muchos otros héroes deportivos con los que me enorgullece contar con su amistad, como Luis Felipe López. Por otro lado, siempre mantengo una relación cercana con mis muchachos —como les llamo— de la nueva generación: Víctor Liz, Eloy Vargas, Ángel Delgado, entre muchos otros jóvenes que han dejado su corazón representándonos en nuestra Selección Nacional.

Cada uno de ellos, a su manera, me ha inspirado a seguir trabajando por un baloncesto que no solo genere atletas exitosos, sino también ciudadanos ejemplares.

Si pudieras proyectar el futuro del baloncesto en el país dentro de diez años, ¿cómo te gustaría verlo y qué legado esperas dejar en él?

Aspiro a que el baloncesto trascienda y se convierta en una plataforma para la educación y el empoderamiento de los jóvenes dominicanos.

Mi esperanza es seguir contribuyendo al fortalecimiento del deporte que tanto amo, sobre todo desde los Metros de Santiago, donde buscamos conquistar nuestra sexta corona este año y, más allá de eso, crear un espacio ejemplar de entretenimiento y valores para las familias dominicanas.

El baloncesto tiene el poder de transformar vidas. Mi mayor anhelo es que, en una década, veamos a más jóvenes utilizando el deporte como una herramienta de crecimiento personal, profesional y social.

El deporte, como la vida misma, está lleno de lecciones sobre disciplina, resiliencia y transformación. Desde tu perspectiva, ¿cómo simboliza el deporte los nuevos comienzos y las infinitas oportunidades de reinvención personal y colectiva?

El deporte es una escuela constante de aprendizaje y superación. Los nuevos comienzos son inevitables, ya que, en cada juego o temporada, los atletas y los equipos tienen la oportunidad de reinventarse.

En mayo de este año inicia el torneo de la LNB, y nuestro mayor enfoque es mantener en el equipo lo que nos funcionó, evitando repetir los errores del pasado para poder hacer los ajustes necesarios con un objetivo común: alcanzar la victoria.

El deporte va más allá de la competencia; es una metáfora de la vida misma, donde lo más valioso no es el resultado final, sino el camino recorrido, las memorias creadas, los aprendizajes obtenidos y las oportunidades que nos brinda para transformarnos y evolucionar.