El principal montaje del festival de danza Edanco 2021 mostró la fusión de talentos nóveles y consagrados.

La danza tiene una magia cautivadora que une a los artistas a través del tiempo. Es impresionante la pureza con la que pueden mezclarse diferentes generaciones y lograr una puesta escénica cargada de emociones y sueños.

Prueba de ello fue «A la inversa», la serie de montajes que iniciaron el XVI Festival de Danza Contemporánea EDANCO que culmina este 10 de octubre. En él, grandes bailarinas (María Emilia García, Dayme del Toro, Mildred Rubirosa, Cindy Sosa y Patricia Ortega) le montaron coreografías a sus maestros de siempre (Andreina Jiménez, Lourdes Ramirez, Senia Rodríguez, Manuela Feliz, Marianela Boan, Doris Infante, Orestes Amador, Karol Marenco, Joel Rodríguez, Lisbell Piedra, Armando González y Maricarmen Rodríguez,). En consecuencia, demostrando en escena cómo la danza se nutre del intercambio generacional.

A la inversa: Doris Infante
Doris Infante en «Fuimos» Foto: Mika Pasco

El espectáculo rompió el esquema tradicional. Primeramente porque llevó a las tablas a los maestros, coreógrafos y directores que están detrás de las principales producciones que se exhiben en los distintos escenarios del país. Pero, lo más loable, es que estos consagrados artistas fueron guiados por jóvenes talentos de la danza nacional.

Danza: A La Inversa
Marinella Sallent y Andreina Jiménez en «Peek-A-Boo». Foto: Mika Pasco

Dos generaciones de danza unidas «A la inversa»

La idea del espectáculo surge a partir de la búsqueda de nuevas ideas integradas a la programación de espacio alternativo dentro de EDANCO. La necesidad de crear algo diferente, contando con la presencia de personalidades de la danza, me llevó a recordar la coreografía “Estoy aquí pero no soy yo” de la bailarina y coreógrafa Evelyn Tejeda, donde la intérprete creadora era la maestra, bailarina, coreógrafa y docente en danza Andreina Jiménez. 

Danza: A La Inversa
Elvis Guzmán en «Lo que cambia es tu mirada» Foto: Mika Pasco

Apreciar esta coreografía fue muy gratificante. Siento que este tipo de experiencias deben suceder más a menudo y extenderse a otros espacios. Fundamentalmente como una forma de recordarnos que la danza nos une y nos fortalece a través de un lazo eterno que no se destruye jamás.

A la inversa: Rivales de Sangre
«Rivales de Sangre». Foto: Mika Pasco