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Miles de ballenas jorobadas acuden en masa a Samaná cada año para disfrutar de las cálidas aguas del Atlántico que rodean la península. Durante los meses de enero, febrero y marzo, la bahía recibe más de 3.000 ballenas jorobadas que vienen desde el frío Atlántico Norte a aparearse y reproducirse en sus cálidas aguas.

Con sus impresionantes saltos y coletazos, ofrecen uno de los espectáculos más esperados por los amantes del turismo ecológico. Un viaje extraordinario que le regalan a la República Dominicana. Asimismo, a los miles de turistas que presencian este evento natural cada año. Una experiencia verdaderamente sublime donde incluso muchos logran tener encuentros directos con directos con los leviatanes asombrosos que lanzan cola arcoíris y ululan arias hipnotizantes.

Un regalo marino

Desde mediados de enero hasta marzo, las ballenas jorobadas se alimentan, aparean y nacen en los tres principales criaderos de la zona: Silver Bank, Navidad Bank y la Bahía de Samaná. Juntos, conforman el Santuario de Mamíferos Marinos de República Dominicana, establecido en 1996. El primero de su tipo en el Caribe. (Lee las regulaciones para su avistamiento en esta temporada).

El área más cercana para explorar es la Bahía de Samaná, frente a la costa sur de la península. De allí salen durante temporada excursiones en bote de observación desde la ciudad frente a la bahía de Santa Bárbara de Samaná.

Con cientos de ballenas nadando en la bahía al mismo tiempo, tiene garantizados avistamientos de mamíferos gigantes moviéndose, lanzando la cola, saltando, cortejando con canciones que resuenan en las aguas y criando a sus crías en estas aguas ricas en nutrientes. También puedes verlas nadando en la distancia desde varios pueblos a lo largo de la costa de la península, como Punta Balandra, Las Terrenas y Las Galeras.

Más sobre las ballenas jorobadas

Las también conocidas como yubartas llegan a República Dominicana tras un periplo de miles de kilómetros desde los mares de Islandia, Groenlandia y América del Norte. Estos gigantes marinos, capaces de permanecer bajo el agua hasta 40 minutos, emergen majestuosos a la superficie del Atlántico.

Contemplar la desenvoltura de estos voluminosos animales, que pueden pesar 40 toneladas, saltando sobre las olas y dejándose desplomar a continuación sobre ellas es una actividad sorprendente. Así se comportan los machos para despertar el interés de las hembras, mientras emiten unos característicos sonidos que se escuchan en un radio de 30 kilómetros bajo el agua.

Entre once y doce meses después de aparearse, las ballenas regresan a estas mismas aguas para dar a luz a sus crías. Los ballenatos, que pesan una tonelada al nacer, ofrecen la imagen más tierna nadando y jugando alrededor de sus progenitoras.

Sin embargo, su crecimiento es rápido. Cada día ingieren 200 litros de leche materna y ganan alrededor de 45 kilos. De este modo, las crías se fortalezcan con rapidez para estar en condiciones de afrontar la exigente travesía hacia las aguas más frías del hemisferio norte.